Capacitar a los educadores para promover entre los jóvenes el uso seguro y responsable de Internet, explicando los riesgos a los que están expuestos y proporcionando las pautas necesarias para sacar partido a los servicios sin comprometer su seguridad y privacidad.
Identificación de la información que queda almacenada en los dispositivos.
Sensibilización sobre la importancia de las contraseñas.
Implementación de copias de seguridad.
Discriminación sobre en qué momento hay que dar los datos personales.
Eliminación de datos de los buscadores y navegadores.
Selección de quién puede ver lo que se publica en una red social.
Identificación de riesgos y timos en el servicio de mensajería instantánea.
Neutralización del Phishing que intenta robar datos personales y bancarios.
Conocimiento sobre conexión a internet segura.
Implementación de medidas para proteger el correo electrónico.
Selección de los elementos a guardar en la nube.
Supervisión y control de los contenidos a los que han de acceder los menores (herramientas de control parental).
Identificación de métodos para compartir ficheros de forma segura.
Reconocimiento de los dispositivos que miden la actividad física, desde el punto de vista de la seguridad.
Con las actividades prácticas vivenciales se desarrollan las siguientes habilidades que después se han de trasladar a los jóvenes:
Conciencia y autorregulación emocional.
Corregulación emocional (cómo ser modelo para los jóvenes).
Asertividad (utilización de los elementos al alcance de los jóvenes de un modo seguro).
Gestión de conflictos entre los deseos de jóvenes y adolescentes y su seguridad física y emocional.
Comunicación positiva y potenciadora (para el desarrollo neuronal de los alumnos).
Construcción de pensamiento crítico.